Profundización

¿Qué nos cuenta el Análisis del Ciclo de Vida (ACV, Life Cycle Assessment)?

La huella ambiental de un producto, desde su creación, no siempre es fácilmente intuitiva. Entonces, ¿cómo es posible conocerla y medirla, y por qué es importante hacerlo? ACV es el acrónimo de Análisis del Ciclo de Vida, que en italiano se traduce como Evaluación del Ciclo de Vida.

Es una metodología analítica estandarizada internacionalmente, utilizada para cuantificar la huella ambiental de un producto o servicio en todas las fases de su ciclo de vida, desde las materias primas utilizadas en su producción hasta las actividades necesarias para su eliminación, reutilización o reciclaje final.

El Análisis del Ciclo de Vida representa la principal herramienta operativa del «Pensamiento del Ciclo de Vida«, un enfoque integral para evaluar los impactos ambientales de un producto. Con el ACV, es posible comprender el consumo de recursos naturales, las emisiones contaminantes, la generación de residuos y los impactos en la salud humana asociados con cada fase del ciclo de vida de un producto o servicio específico.

En Fedrigoni, el Análisis del Ciclo de Vida es fundamental para guiar el desarrollo de nuevos productos. Desde 2021, el ACV de los productos de Fedrigoni se calcula con Im:pact, dos herramientas gemelas (Eco-design Tool) desarrolladas por Fedrigoni para calcular la huella de energía, agua y carbono de sus productos de papel y materiales autoadhesivos, con un enfoque de la cuna a la puerta (desde la extracción de materias primas hasta la salida de sus instalaciones). Estas herramientas son verificadas por terceros y están alineadas con los estándares de la serie ISO 14040.

¿Por qué es importante el Análisis del Ciclo de Vida?

Es una metodología basada en datos científicos que permite a la empresa identificar áreas potenciales de mejora y tomar decisiones más informadas en términos de sostenibilidad en relación con sus actividades. El análisis también se puede utilizar para comparar productos similares, apoyar el diseño y desarrollo de nuevos productos innovadores y con menor impacto ambiental.

Pero, sobre todo, el Análisis del Ciclo de Vida es transparencia en la comunicación con las partes interesadas, especialmente los clientes, a quienes se les puede dar mediciones confiables y precisas para demostrar la concreción de su compromiso ambiental.

La adopción del Análisis del Ciclo de Vida por parte de una empresa es voluntaria; no hay normas que lo obliguen en este sentido. A nivel europeo, el impulso para el uso de la metodología del ACV se expresa claramente en el Libro Verde sobre la Política Integrada de Productos y también se sugiere en los Reglamentos Europeos EMAS y Ecolabel.

¿Cómo se realiza una medición del ACV?

El primer paso es la ‘definición de los objetivos y el alcance del análisis‘, que sirve para circunscribir y especificar puntualmente el objeto del análisis.

Tomemos, por ejemplo, un producto de Fedrigoni: ‘LIFE ECO100‘. Para llevar a cabo un ACV, los detalles son esenciales. Es necesario indicar el nombre exacto del producto en lugar de referirse genéricamente a «papel blanco reciclado» como objeto del análisis. Luego, se debe especificar una categoría de producto bien definida (en el caso de LIFE ECO 100, papel y cartulina compuesta por un 100% de contenido reciclado, certificada FSC, con un alto grado de blancura), producida íntegramente en una sola planta (Verona) con una determinada ‘máquina’. La planta y la maquinaria utilizada son variables que pueden afectar la huella ambiental, ya que pueden tener consumos energéticos diferentes para el mismo procesamiento.

La ‘receta‘ con la que se produce este tipo de papel, por otro lado, pondrá bajo observación las materias primas utilizadas, como la celulosa y los productos químicos, los residuos generados antes y después del consumo, el transporte y el embalaje.

Todo esto se combina con la identificación de las fases del ciclo de vida consideradas. En el caso de un ACV ‘desde la cuna hasta la puerta’, el análisis comenzará desde la extracción de las materias primas y llegará hasta la salida de la planta, considerando todas las fases intermedias, incluidos el transporte y el embalaje. Esta es la base del análisis para la creación del eco-perfil del producto.

Luego, la fase de recopilación de datos es fundamental: es quizás la parte más exigente, detallando entradas y salidas de cada área de evaluación, identificadas en base a la ‘receta’ de cada categoría de producto individual. Hay todos los elementos para un primer análisis: el informe del ACV del producto ‘LIFE ECO100’ nos dirá la DEM (Demanda Energética Acumulativa), la energía total extraída del entorno para producirlo; la huella de carbono, las emisiones de gases de efecto invernadero y el contenido biogénico; el consumo de agua ‘fresca’.

Las fases posteriores implican una evaluación estratégica de cómo la empresa utiliza los resultados del Análisis del Ciclo de Vida:

  • la Interpretación de los resultados, donde se analizan las fases del ciclo de vida que contribuyen más a los impactos ambientales totales;
  • la comunicación de los resultados a las partes interesadas (stakeholders); finalmente, la identificación de alternativas más sostenibles y el desarrollo de estrategias para promover su implementación.

 

El análisis del ACV puede tener diferentes niveles de detalle y medición, también según la disponibilidad de datos. Pero es importante destacar que el Análisis del Ciclo de Vida es la base para la mejora continua de los impactos ambientales del propio producto. Hoy en día existen diferentes enfoques, pero gracias al aporte de organizaciones como la Organización Internacional de Normalización (ISO) , existen pautas y estándares como ISO 14040 e ISO 14044 que permiten a las organizaciones medir los impactos ambientales relacionados con productos y procesos de manera ‘armonizada’ en todo el mundo.

Una donna che guarda lo schermo di un computer.